7.2. La sociobiología de E. O. Wilson

Una de las últimas reinterpretaciones de la teoría darvinista es la sociobiología. Esta postura, iniciada por E.O. Wilson, pretende descubrir los fundamentos biológicos del comportamiento social. De este modo, la sociobiología intenta demostrar que los modelos específicos de comportamiento social – por lo demás, enormemente diversoso – están determinados por la Biología.
Esta línea de pensamiento – iniciada por H. Spencer – sugiere la posibilidad de extrapolar las investigaciones de la Biología evolutiva al fenómeno humano, a fin de descubrir la continuidad entre la conducta animal y la conducta humana. La voluntad de llevar al darwinismo hasta sus últimas consecuencias sugirió al biólogo E. O. Wilson, especialista en hormigas, la idea de que si la selección natural es la ley que gobierna la naturaleza, se aplicará de igual forma al comportamiento. El propio E. O. Wilson define la sociobiología como “el estudio sistemático de las bases biológicas de todo comportamiento social”.
En este comportamiento que la sociobiología se propone como objeto de estudio, se encuentran todas las especies acogidas al mismo estatuto: “desde las medusas hasta el hombre”. Apoyándose en datos de la Etología, la Ecología y la Genética, sostiene que “cada formación viviente puede ser considerada como un experimento evolutivo, producto de millones de años de interacción entre los genes y el medio ambiente”. De ahí que la labor del sociobiólogo consista en “intentar situar a la humanidad en su lugar adecuado en un catálogo de las especies sociales de la Tierra”.
Por otro lado, niega autonomía al orden de la cultura, afirmando que lo cultural queda disuelto en la biológico. Con otras palabras, la sociobiología atribuye a los genes toda la riqueza y variedad sociocultural del comportamiento humano. En este sentido, E. O. Wilson reflexiona.

“¿Puede la evolución cultural de los valores éticos superiores ganar impulso y dirección propios y reemplazar completamente la evolución genética? Creo que no. Los genes sostienen a la cultura al extremo de una correa. La correa es muy larga, pero los valores inevitables se limitarán de acuerdo con sus efectos en el banco genético humano”. E.O. Wilson. Sobre la naturaleza humana. 1983

Por consiguiente, para E.O. Wilson, la Genética determina enteramente al ser humano – incluido su cerebro -. Y lo hace hasta el punto de que incluso el tabú del incesto responde sólo a un imperativo genético: el hecho de que el apareamiento entre consanguíneos provoca pérdidad de capacidad genética.
El altruismo lo relaciona con el egoísmo, esta vez genético, pues – según el autor – el ADN tiende a perpetuarse. Lo justifica a través de una serie de trucos conceptuales. De este modo, su razonamiento es:

¿Cómo puede el atruismo que, por definición, merma el éxito individual, desarrollarse por selección natural? La contestación que ofrece se fundamenta en el parentesco: si los genes causantes del altruismo son compartidos por dos organismos a causa de una ascendencia común y si el acto altruista de un organismo aumenta la contribución conjunta de estos genes a la próxima generación, la propensión al altruismo se propagará al sustrato genético”. E. O. Wilson. Sociobiología: la nueva síntesis.

La hipótesis central es que el comportamiento social de cualquier animal, incluido el hombre, expresa la inclinación a dejar el máximo nñumero posible de descendientes, según las alternativas que ofrece la situación y los costos a afrontar. En ese sentido, la fuente de todo comportamiento sería la tendencia de cada individuo a difundir sus propios genes,a través de la reproducción, y promoviendo la difusión de los genes de sus parientes (que en parte coinciden con los suyos), lo que favorece, a su vez, la difusión de parte de los del individuo en cuestión. Por consiguiente, en esta línea, lo natural será que aquel que posea malos genes no se reproduzca, a in de evitar la propagación de genes defectuosos. Siguiendo el hilo argumental de este planteamiento hasta sus últimas consecuencias, la conclusión será que la persona cuyos genes no respondan a los parámetros deseados, carece de valor.
Para la sociobiología, la selección decide el comportamiento o la fisiología y elimina los dispositivos menos eficaces. Pero, de esta forma – como indica en su crítica R. Chauvin – la selección debería de desembocar prácticamente en la perfección. Conclusión que, sin embargo, no responde a la realidad.

La sociobiología : La discriminación genética de los seres humanos

La sociobiología coincide con el utilitarismo en tener al especieismo por su principal enemigo.
La sociobiología se apoya en una interpretación determinista de la genética, según la cual el ser humano se reduce a genoma. De acuerdo con ello, es fácil establecer a su vez la reducción del ser humano a simple especie animal, basándose en la amplia coincidencia del genoma en el ser humano y en algunos animales. Nuestras diferencias genéticas con los chimpancés serían menores que las que éstos tienen con los gorilas: los chimpancés tienen 48 cromosomas, y los humanos sólo 46. A su vez , la posibilidad de hibridismo entre las especies, a través de la ingeniería genética, vendría a ser una prueba contundente contra el especieismo según la sociobiología . Significativamente, el ecologismo se opone a este hibridismo entre las especies, por considerarlo contra natura.
Hay, por tanto, dos interpretaciones contrapuestas de la genética como elemento fundamental para el conocimiento del hombre.
La versión determinista es la asumida por la sociobiología ; reduce el ser humano a una especie animal más y conduce a la aceptación generalizada de la ingeniería genética: "La sociobiología se erigió como "adelantado teórico" que mostraba las virtudes futuras, de cara a la solución de problemas comportamentales humanos que podría tener el desarrollo de la ingeniería genética misma". La otra interpretación, probablemente mayoritaria dentro de los genetistas, de caracter no determinista, sino humanista, contempla la genética como parte del todo humano, en el que entran también el ambiente natural y social. Estas dos visiones han tenido su plasmación en el ámbito jurídico, a través de la Directiva europea sobre invenciones biotecnológicas, de 8 de julio del 98, y a través de la Declaración de N.U. sobre los derechos del genoma de 15 de julio del 97, normativas que se encuentran en una fuerte oposición.
La visión reduccionista puede encontrar cierto apoyo en Darwin, quien no admitía una distinción cualitativa sino sólo de grado, entre el ser humano y el animal, en cuanto veía a aquel sólo como homo faber, y a su vez minusvaloraba la unidad humana en cuanto contemplaba con cierto desprecio a los nativos y no los consideraba congéneres suyos ; así, calificó de abyectos y miserables a los Onas de la Patagonia chilena. Sin embargo, el verdadero reduccionismo genetista, el eugenismo, comienza con el primo y continuador de Darwin, Francis Galton (1822-l911), creador de la eugenesia y del darwinismo social . Devalúa la influencia del medio y destaca la importancia de la herencia como factor central de la inteligencia y del comportamiento humano, subrayando cómo los miembros de apellidos ilustres son siempre gente muy destacada y capaz.. Galton propone el entrecruzamiento de los individuos superiores y la exigencia de certificado de salud para contraer matrimonio. Con posterioridad a Galton, Pearson y Davenport, en los primeros años del s.XX, buscaron las causas genéticas de la violencia y del pauperismo, oponiéndose al cruce de razas, considerado peligroso y desarrollando toda una serie de prejuicios favorables al hombre blanco. Continúan la línea abierta el pasado siglo por autores como Lombroso y Garófalo, con su tesis sobre el "criminal nato". La eugenesia, desde Galton, desprecia las circunstancias ambientales y sociales considerando que la herencia lo es todo y el medio nada. La genética así interpretada dio origen a medidas en contra de las minorías.
La sociobiología puede considerarse como continuidad del reduccionismo genetista: reduce la cultura a genética. La sociobiología como genetismo radical rompe, aún más radicalmente que el dualismo y el utilitarismo, la unidad de las especie humana, al distinguir entre bien nacidos, con su correcto genoma, y no bien nacidos, que pueden ser manipulados o eliminados. Estos están llamados a desaparecer según las leyes de la evolución. Lo central es la supervivencia de los genes más complejos, sofisticados y fuertes. Así, Dawkins considera al ser humano como una máquina para la supervivencia, como un robot preparado para la conservación de esas moléculas egoístas llamadas genes". La genética interpretada en sentido determinista, como hace la sociobiología, conduce al reduccionismo inhumanista, en el que el sujeto deja de ser el hombre y es sustituido por el gen. E.O. Wilson, por su parte , en sus distintas obras, considera que el ser humano, incluido su cerebro, está determinado enteramente por la genética, hasta el punto que el mismo tabú del incesto responde sólo a un imperativo genético: el hecho de que el apareamiento entre consanguíneos produce pérdida de capacidad genética.
La genética cambia de signo a partir de los años 30 y cobra verdadero rango científico ; deja de tener características racistas y pasa a ocuparse de la prevención y la terapia. Pero el eugenismo ha seguido prosperando gracias a la procreación artificial, con el diagnóstico preimplantatario y la selección de donantes de gametos , razón por la que algunos autores como Testart han hablado de "una nueva eugenesia", que tiene su centro en el embrión. Tendría dos fases: una de eugenesia negativa, en la que se descartaría a los embriones que presenten algún tipo de deficiencia, y una segunda , positiva, en la que se buscaría mejorar la calidad de los niños.

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